sábado, 31 de mayo de 2014

En la ciudad crepuspular



















Cuando el cielo trepó
por la esencia
de su garganta
y parió relámpagos
que golpearon las rocas
y se engendaron versos
en su vientre
de espuma negra y fría,
y los mares secuestraron
su azul
para sedar al niño
que se ahoga noche a noche
 en sus abismos

Ya sabía
de mi voz-cometa

De mi frío glacial
bajo el sol del mediodía

Me amamanté de sombras
que apagaron las velas 

de mi llanto
Y me palpé intangible
en la ciudad crepuscular

Cuando
sedujo una luz
descarnada
la memoria dormida
de todos mis ángeles
de sombras

Cuando
cayó un espejismo
en este embrión
de ojos futuros

Cuando recién nací a la luz
y tropecé de bruces
con el mapa de mis interrogantes
y temblé con el pájaro
allá en lo alto de su torre de marfil
que susurraba
palabras de papel sobre mis párpados

Ya conocía
la voz que aúlla en las esquinas
de la piel

Ya conocía
el secreto de las lágrimas

Ya dejé atrás un camino
sembrado de cadáveres azules.

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