domingo, 25 de mayo de 2014
Como la espuma
Como la espuma, soy,
como la espuma
emerjo de un potro azul
que se desplaza
sobre la espina dorsal de algún delirio;
beso al aire, y el aire me sostiene,
luego empuja mis designios a la nada
y yo vomito entonces
algún fusil de plata por mi lengua.
Cavo una tumba a mi nombre con las alas
de una paloma trágica,
en esa playa remota y pura
donde varan
todos mis verbos blancos.
Soy una voz errante
husmeando su propia sombra diluida.
Suelo posar mis dedos
en la garganta honda de los pájaros
hasta hacer sangrar la primavera.
Vibro en el viento que mece las esperas,
y alborota las hojas del silencio,
y balancea mi nombre de cruz
de tarde en tarde
en los columpios de la dicha.
Me hago un ovillo con mis pensamientos
cuando siento el acero de la noche
rozarme las mejillas.
No me busquéis
sino es al rojo vivo entre los brazos
de fuego del poema
donde vuelco las rosas dolientes
de mis venas, allí muero
mil veces,
allí sigo gestando
una memoria de abismo y amapolas.
Soy vuestra
si sabéis anudarme un horizonte
de latidos al cuello.
Soy vuestra
si podéis devorar hasta los huesos
la carne de mis versos.
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