martes, 27 de mayo de 2014
Mi sangre, a veces...
Mi sangre, a veces,
ignora la cordura.
Vuela de tarde en tarde
a lomos de un viento incomprensible;
se arroja desnuda
al vacío
por la ventana
de sus razones;
sacude al cielo
las raíces
que vierte por sus poros
la noche,
o muerde mis dedos
con sus dientes de abismo
para huir a los brazos
oscuros de un poema.
Mi sangre, a veces,
lucha
contra su piel de sombras.
Lidia
pájaros al alba.
Escucha
el tañido mudo
de la campana del silencio
lamer sus ojos cálidos
para observar los huesos
de la niebla.
Mi sangre, a veces,
despierta
para soñarse
entre mil verbos blancos,
o se mece en la música imposible
de un violín de quimeras,
A veces, sacudo su estupidez
congénita
y la libero de estrellas,
y la atraigo a la tierra
y la encadeno férreamente
a mis manos.
Ella me mira,
triste, con los ojos de un sueño
apaleado
por los perros de la existencia
y se suicida
lentamente entre la tibia cárcel
de sus venas.
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