sábado, 24 de mayo de 2014
Vanidad
No decapitéis este delirio:
dejadme
expandir una quimera,
irisar
el pulmón de la rutina
con mi lengua procaz,
reproducirme en mis genes incendiarios
a cien seudosentencias por silencio.
Dejadme
habitar la buhardilla
de vuestra mente ciega
a lomos de un caballo sideral,
danzar
sobre manglares de misterio,
sobrevolar vuestros sueños vagabundos,
violar sus cítaras de luz,
sobrevivivir al suicidio de sus notas.
Y así,
infectados con el ántrax de mi Sombra,
drogados con el mescal de la belleza,
modelaré la galaxia
de vuestros incautos corazones.
Dormid.
Seguid sedados
bajo la virtual hipnosis de mi nombre.
Alimentad
con sangre crédula
al vampiro
encumbrado en la torre
de un palacio llamado Vanidad.
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