domingo, 7 de junio de 2020

Aracne




Ella acostumbra a guardarse la sombra 
en la mesilla de noche.
Ha decidido
que su oficio es tejer lentamente la pálida rutina,
enredarse en la ceguera luminosa
de su tela de araña.

Alguien aguarda
en la penumbra del jardín;
alguien a quien rescatan a deshora
las hienas del silencio,
viene de tarde en tarde a beber
hasta la última gota de sangre
de las rosas.
Y mientras suena un réquiem por el ayer que asoma
en la mellada piel de una fotografía,
el animal oscuro escarba en la penumbra hasta desenterrar 
sus huesos amarillos.

Ella no escucha.
Entierra en el silencio preguntas
sin respuesta,
se anuda a la mirada el vuelo de los pájaros
y enreda entre sus dedos la tarde
que se aleja.