martes, 6 de mayo de 2014
Me pregunto...
Me pregunto
si reconoces a la mujer
que habita en el bosque
de su noche.
Si has expandido
tu mente
más allá de mi voz
cotidiana,
más allá de esta silueta
sonámbula
que modelas en la sed
de tus labios
y viene siempre a beberte
en instantes de luz,
a escudriñar la tierna sombra
de tus ojos,
a perderse en el oleaje rotundo
de tus brazos.
Me pregunto
si has sentido el rayo
atravesar
gargantas de sombra
hasta la arena oscura
de mi sangre.
Si has caminado
por la música
que me crece
en las venas
hasta alcanzar las simas
de la palabra
que madura
en el árbol silencio.
Si no has pintado
con tu fuego
mi alma
del color de la aurora.
¿No reconoces
esta grito que sangra
a través del espejo?
¿Estas manos
que se nutren
de claroscuros?
Me pregunto
yo también
por mi nombre mil veces,
y quisiera
mostrarte mis huellas
más hondas,
mostrarte
todas las flores
que robé del paraíso
cuando en mi oído
azota
el cierzo febril
de la ausencia.
Quisiera que leyeras
el corazón
que late
entre mis dedos,
que atraparas
un día
su luz
también
desde el solsticio
de tu sueños blancos.
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