jueves, 8 de mayo de 2014
Los perros de la duda
Ahora
que las palabras
desnudan su ropaje
de máscaras
y acuden
a golpearnos de verdad,
a incubar
sus criaturas de sombra
en nuestros huesos.
Ahora
que desando
pisadas de esperanza,
que el silencio se ahonda
en las pupilas
y supura nostalgia
a manos llenas.
Ahora
que me persiguen
los perros
de la duda,
rastreadores sin tregua
del cadáver
de tus huellas hundidas
en mis ojos.
Díme
que la cera de mi voz
se derritió
en el aire de los sueños,
que mis venas
nunca enraizaron lunas
en tu sangre;
que has deshecho los
nudos
que aprietan la garganta
del silencio
para deshabitarme.
Dímelo
y me hundiré
en la tumba
de mis besos vacíos,
y arrojaré al abismo
la llave
que custodió tu nombre;
tu nombre
que sostiene
en sus manos
todavía
la semilla de plomo
de mis lágrimas.
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