sábado, 24 de julio de 2021

Alegoría de piedra


Alegoría de  piedra

inmortal

que seduces al tiempo

y al olvido,

criatura tallada a fuego y sangre

en la rígida carne de los riscos,

¿qué misterios reconoce en ti

el secular silencio que te acuna?

¿Qué códigos de furia y cenizas

te delatan?


Revélame la magia

que recorre tus maceradas venas,

el cáncer de tinieblas

que arrasó en otro tiempo tus entrañas;

el dorado esplendor de una belleza

que ha burlado los duelos y los siglos.

Que mi respiración se agite,

acompasada

por la pertinaz fiereza de los vientos

que castigan sin tregua tus costados.


Dios de piedra

fecundado

por la férrea voluntad de los humanos,

lentamente esculpido por la gracia

de las olas del tiempo.

Alegoría de un sueño

tatuado entre las rocas,

extiende tu poesía

en las mentes de los soñadores;

que la arena que soy

repose un día

sobre un bastión de rocas milenarias

y mis huesos sean pasto para el hambre

del tiempo

y se fundan mis sueños ya difuntos

en la cálida luz

que alimenta

la lumbre de tu polvorienta carne.


Reliquias de un mundo cincelado

por el complejo martillo de la historia,

rocas sagradas que me contempláis,

si no es mucho pedir,

volveos líquidas,

y fluid en la sangre del poema.


miércoles, 30 de junio de 2021

Calendria

 


Sonaron campanas de triunfo

en Calendria

una tarde plomiza de agosto.

Las persianas del despacho no lograban

aplacar la furia del verano,

cuando el psiquiatra dio por concluida

la terapia.

Nada más que añadir

a la minuciosa disección mental

llevada a cabo con precisión de cirujano.

Treinta y dos sesiones,

unas cuantos sicofármacos

y centenares de consejos prácticos

deberían bastar

para extirpar el tumor que lastraba

la frágil voluntad de su paciente.

Frente a él

una sombra corpórea,

sentada en una escueta silla de metal

asentía, callada.

Esto es todo, sombra.

Levántate,

camina,

coge tu pesado fardo

y arrójalo al abismo

del olvido.

Las campanas de Calendria

suenan hoy en tu honor.


La agradecida sombra se marchó,

desprendiendo a su paso un aura

de infinita tristeza.

El psiquiatra cerró la puerta

y se lavó enérgicamente las manos.


Los grises muros de la ciudad

agonizaban bajo el sol del mediodía.

Un hombre convertido en sombra

paseaba

entre las solitarias calles de Calendria;

una encogida y descastada sombra

que se dejó caer súbitamente

sobre un sucio portal,

abatida por los buitres

de la soledad.


La insolente luz

siguió amarilleando los objetos,

filtrándose por las rendijas del presente,

impactando en macilentos rostros

que peinaban su propia decepción.

Volvió a abrirse la puerta.

Una sobria voz se alzó,

imponiéndose sobre el silencio:

Que pase el siguiente, por favor.


viernes, 25 de junio de 2021

El limbo de Peter

 


Hace tiempo que se detuvo el tiempo

para Peter.

Hace tiempo que Campanilla

selló sus alas a la tierra

y ocultó la luz de sus arterias

para no ser herida por las sombras,

quedando atrapada en una jaula

de cien metros cuadrados

de silencios.

Su voluntad fue devorada

por el óxido de la mediocridad.


La nave de Peter

prosigue su trayectoria circular

sobre un cielo caduco e incoloro.

A sus pies

flotan esqueletos

de extinguidas estrellas,

vestigios indelebles

de un mar denso y salvaje,

hoy ya domesticado.

Nievan cartas a diario

sobre una triste mesa

Vocifera a cada instante

el teléfono;

los documentos oficiales

parecen inquietarse

por el lento tic-tac de las horas

y se atrincheran

en las estanterías.


Peter no se inmuta;

los mira,

sonríe.

Le divierte que sus sobrias palabras

amarilleen al sol

como huesos de muertos

expuestos al polvo

del olvido.


Campanilla despertó del coma

una ardiente mañana de verano,

decidida a roer el infinito...

-Peter,

Campanilla

se fue.

La ebriedad de la aurora

estalló en sus pupilas-.


Él no responde.

Odiosamente sobrio,

prosigue la calculada ruta al penúltimo bar,

camuflados sus miedos en un traje

de humo,

esquivando un día más

con absurda pericia

la empedrada cuesta

de las interrogantes.

sábado, 15 de mayo de 2021

El próximo objetivo

La cúpula militar se reunió  con urgencia.

Objetivo: aplacar el hambre

de las bestias

que roían en silencio sus entrañas.

Calcularon con rigor milimétrico

la dimensión exacta del castigo.

Escogieron meticulosamente

las palabras

-apáticas palabras de indefinidos rostros;

palabras soberbias, firmes,

combativas;

palabras que se incendiasen con el viento

de una determinación bien pergeñada;

zombificadas doncellas

cuyos vientres 

albergasen todos los demonios-

tunearon sus significados

y se las dieron de comer

a los corderos.


El resultado fue un éxito rotundo:

el germen del odio echó raíces;

la muerte fertilizó

el alma verde y viva

de los campos, con semillas

de espanto y destrucción.

Donde latía el corazón de una ciudad

solo quedó un reguero de cenizas.

Echaron tierra sobre los niños muertos,

acallaron con ráfagas de rabia

los impotentes gritos de sus madres.


La cúpula militar volvió a reunirse;

se lamentaron en voz alta

por los daños colaterales provocados,

esbozando una gesto torvo

que apenas disimulaba

la satisfacción por el éxito alcanzado,

y se felicitaron mutuamente

-y en secreto-

por la eficacia de las operaciones

efectuadas

en territorio hostil.


Los noticiarios

desviaron sus focos de atención

a temas más livianos

para no fatigar a sus audiencias.


La vida siguió su curso acelerado,

y el eco de un dolor ácido

y salvaje

se fue desvaneciendo poco a poco

con los turbios vaivenes

del olvido.

 

sábado, 17 de abril de 2021

NecroTecnia

       



        Atreverse a nombrarlo,

a rozar con los labios la densidad del aire

enmohecido de gritos, 

a incendiar el destino tatuado en sus entrañas

desde antes de nacer.

En nombre de la ciencia

irán despedazando  el mapa 

        de tu cuerpo. 

Eso ya lo sabías.

Pero desconocías

a los monstruos que rondan los barrotes

de tu dolor cautivo,

animales humanos

que proyectan 

la terrible negrura

de su ser más profundo

en tu carne de mártir,

y salen de las casas del horror

a sus lindos hogares,

y con ácimo orgullo

encalan sus rostros de soberbia

tras sonrisas dentífricas

y compran en el mercado de la mezquindad

el último disfraz a su medida.

  Atreverse a nombrarlo,

a sacar de las sombras 

lo que las sombras niegan.


Atreverse a matar 

con un arma de luz

el odio ensangrentado que violó

        la inocencia.


domingo, 28 de marzo de 2021

La dama milenaria

 

                                             Carrasca milenaria de Lecina (Huesca)

Soy yo,

la vieja dama de Lecina,

quien te observa;

la imponente,

la majestuosa reina de foliados cabellos.

¿Qué puedo darte hoy

 que no te haya entregado?

¿Por qué esa obstinación tan humana

de avivar a destiempo mi arrogancia?

Una secular soledad irriga la savia

de mis venas

cuando percibo los ecos de viejas leyendas,

y me parece escuchar el crepitar del viento

en las copas ausentes

de mis hermanos muertos.


Hablo un lenguaje verde

que ya nadie recuerda,

y reto a tu adormecido corazón,

a tu mente abducida por absurdas quimeras,

a que escuchen el latido del corazón del bosque

en mis pulmones milenarios.

Rodea con tus brazos mi leñoso talle,

siente la voz  de Gaia vibrar

en mis entrañas.


Por ti continúo en pie,

por ti he sobrevivido a tormentas,

rayos y vendavales.

Fui cruelmente amenazada

por la sombra afilada

de las hachas,

pero la vida, terca,

siempre encuentra su cauce.

Los pájaros han repoblado las copas

del olvido,

y hoy despeinan de nuevo

mi noble cabellera.

¿Qué más puedo contarte?

Purifico el aire que respiras,

extiendo a tus pies

mi larga sombra.

Entiende esto:

mi ser no cabe en una simple  imagen;

mi ser nació fundido 

con la piel de la tierra.

Cierra tus confusos ojos.

Aprende a reconocer mi voz profunda

en los versos del viento,

a dejarte arrastrar por el llanto salvaje

de la lluvia,

por el silencio que florece 

tras su húmeda huella

y que puebla mi nostalgia

de caducos paisajes.

Deja que mi destino se proyecte

en la luz asombrada

 de tus  ojos,

atrapa con tu cámara

 la infantil ilusión que en mí renace, 

enreda la luz que amarillea mi cuerpo milenario

en los dedos cautivos

de una esperanza verde.



¡


viernes, 12 de febrero de 2021

Creencias

 

Voy a comprar en el mercado del absurdo una verdad

a mi medida;

una verdad que se ajuste como un guante al tamaño exacto

de mi alma,

una verdad

que pueda guardar en sus bolsillos toda esa angustia

que no cesa de hablarme,

que cubra con su tela arco-iris

la rabia y el dolor que me consumen,

que apacigüe mis miedos más ocultos

haciéndome vibrar entre sus cuerdas;

que atavíe mis deseos con extrañas galas

y me acompañe al baile de los lobos...

Alargaré sus mangas para esconder en ellas la mano

que arroje al aire mil piedras delirantes

y llamaré a mis seres queridos, a mis amigos todos,

les invitaré a degustar su apetitosa savia.

Masticad conmigo esta verdad que rumio, esta razón profunda

por la que moriría...

He llegado a ella por pura convicción

(alguien me dio a probar su zumo envenenado)

miércoles, 13 de enero de 2021

MISI

 

  


          Misi alfiletea con su mirada a los pájaros.

 

Misi es un gato rubio, de un año de edad aproximadamente.

Lo rescatamos (o, más bien,  secuestramos) a los tres meses de vida

apartándolo de su probable mísero destino

de gato silvestre.

Me siento culpable de su soledad

y le mimo más de lo debido; 

él lo presiente, y con astuta ternura logra dominarme

poco a poco.

 

Tiene miedo del mundo

y huye al último escondite

cuando escucha unos pasos a lo lejos.

No pasa nada, Misi – le tranquilizo sin convencimiento-

mientras mi mano encuentra su cálido pelaje,

me miran hondamente sus ojos amarillos.


Se acerca, sigiloso, cauteloso, hasta rozarse

con mi alma;

después, se acurruca en su camita

como un  ser que siguiera gestándose

en la placenta del silencio. 

No temas nada.

Lo que oyes son solo inquietas ráfagas

de existencia

apresurando sus pasos

hacia ninguna parte.

El mundo es un barril de pólvora

al que tratan de acercarse mechas incendiarias.

Cada supuesta verdad absoluta

no es más que un alarido

al infinito...

No quieras saber más.

Tal vez un día, tú y yo seamos capaces

de clavarle las garras al destino;

 soñemos despiertos, mientras tanto,

meciéndonos el uno junto al otro

en el columpio de un universo cómplice.