viernes, 22 de mayo de 2015

En tierra extraña



No hablaré de lo que duelen las palabras
cuando me deshabitan,
cuando se empeñan
en hacer una oquedad opaca entre mis vísceras;
cuando vacían esta ceguera lúcida
quitándome una venda de piedad
con la que sobrevivo a diario en esta tierra tan blanca
como estéril.
No hablaré de la soledad, ni de sus púas al viento,
ni de tantas y tantas muertes que a diario visitan
mi pequeña casa de silencios.
Hablaré de mis manos,
de la inutilidad de su arado, de su dolor de ser 
eternos animales de sombra
en tierra extraña;
 una sombra animal 
que  nadie logra comprender,
que casi nadie ama
y que expande en la sangre de un verso
algo así como el cáncer azul
que la devora.


2 comentarios:

  1. versos que atrapan al lector en una nube
    inestable, pues en cualquier comento puede estallar
    la tormenta.

    Un placer la visita y por supuesto la lectura.

    Un abrazo.

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  2. Gracias por comentar estos versos, Cielo.

    Un abrazo.

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