martes, 15 de abril de 2014

Pies de alambre












 












Tengo
alma de perro
y pies de alambre,
pies de alambre
para equilibrar mi sombra
obtusa.

Hablo
con la mitad de mi voz;
la mitad de mi alma
la presté 

a los pájaros lunares;
ellos devoran
la arcilla de mis huesos,
por ellos sangro
lágrimas azules
y conspiro
contra la madrugada. 

Soy
tilde rota
en el abecedario 

del invierno, 
y voy zurciendo 
mis dedos
a la cama acolchada
del poema,
dragando todas las venas
del silencio
para enterrar cada una
de mis muertes
o engrosar lenta, dulcemente
el cuerpo
de algún sueño raquítico.

Dadme
una tumba de palabras vivas,
una tumba de pétalos y olvidos
que puedan cobijar
este queso gruyere
de mi existencia.

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