martes, 29 de abril de 2014

No despiertes...

 


















No,
no despiertes aún;
no despiertes del todo.

La tarde sueña
con cavar una trinchera honda
bajo el licor de tus venas
y allí enterrar
sus peces oprimidos.
No contemples
esa luz calcinada
que mendiga
en los suburbios de la melancolía
y es parábola de azufre
que corroe el balcón
de las esperas.
No hay que dejar al tiempo
posicionarse
en el ángulo fantasma
hasta sentir
que se comprime el gesto
y sus muecas deformes
invaden
los tejidos azules
del silencio.

No,
hoy no deseas volverte lluvia;
hoy solo quieres
ser hija de tus manos:
que hablen sin pensar,
que multipliquen el trigo
de su sombra
para que este sol ficticio
al que dotaste de alas
y bautizaste pájaro
no se deje sobornar
por la nostalgia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario