Pan de esperas
Abre tus ojos hondos,
que sus ráfagas
sacudan
las cortinas de un gesto
anochecido,
que estalle
su pólvora lunar
hasta que al dolor
le crezcan alas,
hasta que un deseo
tatúe su lengua
en la frente hundida
del mañana.
Un hachazo de luz
en cada verbo herido,
por cada vena de piedra
una campana
germinando
en la palma de tu signo.
A cada sombra
su pan de esperas blancas.
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