Te preguntas
donde ha instalado el viento sus raíces.
A qué región en sombras
huye la luz
que va filtrándose
entre las rendijas de mis huesos.
En qué ramas
se posa la piel
cuando la noche alcanza
su última frontera
y vuela a través de los sueños
con sus carnosas alas,
o el corazón desborda su cauce
como un rio
por los amplios paisajes de tu ausencia.
Te dueles,
caen al suelo tus ojos
y pueblas
de jazmines oscuros el silencio.
Y es el aire
quien responde.
El aire
quien se viste
cada día con mis labios,
quien guarda
en mi baúl de recuerdos
tu sonrisa.
Es el aire enredado en mi garganta
quien pronuncia las sílabas sagradas
de tu nombre.
El aire
quien sacude tus pájaros de niebla.
Soy yo.. No soy yo,
sólo es el aire
enredado en mi aliento
el que llama a las puertas
de tus Ángeles dormidos
cuando la Nada cruza
los límites ocultos
del alma.
Es el aire
volando hacia mi ser.
El aire
volcándose en tus venas.
Es mi voz,
nada más,
quemando el aire.
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