No... la Noche no.
No a las esquirlas lánguidas
que nos atan a vértebras de sombra.
Sí
a la vibrante espiral
de la retina
que danza
sobre sílabas de fuego,
a la falacia de un sueño
atravesando
los espejos hondos del poema
¡Que el viento lance dardos a las sienes
hediondas de la muerte que camina
con pies de lástima y gemido!
¡Que las manos heridas
por ácidas hachas de destino
fructifiquen en sal de primaveras,
y ardan eternamente
los costados
de la melancolía!
No
a las máscaras lívidas
que sangraron esquelas
y tiznaron de luto
las tibias manos
de la madrugada.
Sí
al viento que declama
alondras futuras
en las espinas
de sus designios blancos.
Si y No a grito de poema. Bonita entrega.
ResponderEliminarBueno descubrir tu rincón. Un abrazo
Ana
Tiempo sin saber de ti, Ana. Me alegra encontrarte aquí. Abrazos.
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