domingo, 14 de julio de 2013

Raíz de golondrina




A una fracción
de mi ser
le crecen alas,
y sobrevuela 

la noche 
de sus párpados;
lima sus costas ciegas
y se lanza 

de bruces
sobre un tiempo varado
en azucenas
con los ojos picoteados
por el misterio hondo de la luz.

Otra fracción se duele
y se hace lágrima
o suspiro,
y descarga
de tarde en tarde
una lluvia fértil
sobre los huesos hostiles
del silencio.

A una mitad
le duelen a menudo
las vísceras de un verso,
y supura lamento a manos llenas.

Pero toda yo
soy pálpito,
enigma,
hechizo de sombra
que se engendra y acaba
en sí misma;
ovillo de un sueño
hecho música
en el latido febril de la palabra.

Solo en ti me contemplo,
solo vivo en ti
que custodias mis ángeles oscuros.


En ti,
que inhalas

gota a gota
ese bosque sagrado
donde siembro
el aliento de mis venas
incendiarias
para que crezca nuevamente
la savia
que me engendró
raíz de golondrina.


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