lunes, 2 de junio de 2014

En las fosas del tiempo solitario























He de indagar
en esferas de quietud.
Beber el trino lento
de las aves del sueño
que reposan
su esencia alada
en las cubas
de la sangre.

He de instalar
mi sed
en abismos de luz
que centellean
un alba prematura
en las fosas del tiempo solitario.

He de acallar
las llamas crepitantes
en las turbias madejas
de la mente.
Beber un mar,
inmenso, etéreo, blanco
que embriague
de caracolas fértiles mi oído.

He de enredar en él
todas mis tumbas.
Oxigenar razones enfangadas.
Encender
un fósforo de enigmas
para alumbrarme con un eco
de pronombres.

He de expiar el llanto
de las flores
Limar esos abismos
que supura
la piel de la memoria
a cada invierno.

Y regresar
a estas hordas de tiempo macerado
con palabras de sangre
entre los dientes.
.

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