viernes, 4 de octubre de 2013

El canto de un cisne azul



Tú,
espectro de luz
que planeas
sobre un mar de espejos encelados.

Tú que fluyes
desde el latido hondo de la sangre
hasta la desembocadura
de las manos,
y desciendes
en burbujas de ausencia
para ofertar el pan de una promesa
amasada en el fuego
y en el aire.

Dios de barro
enfundado en tela de arco iris
que zumbas en la cabeza
del cansancio
una rosa de papel
y un sol de tinta:
¡Vete
a tu regia esfera!

Sólo existes allí
donde florecen
los frutos dorados del deseo.

Sólo me habitas al pie
de lo intangible.

Déjame
sembrarme aquí, en la tierra,
y despegar
mi canto
en las aceras grises
del presente,
donde
despliego
a golpe de certeza
una bandera de alas
hechas de esparto y lágrimas.

Aquí
donde flota mi nombre
como un grito,
bajo la rebelión absurda
de las venas
que aún aguardan
el canto de un cisne azul
sobre el silencio.

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