lunes, 10 de junio de 2013












LA FLOR PURA

Entrégame
un ramo de misterio,
la flor pura;
el pan ácimo
de tus pájaros de sombra.
La raíz de tu llanto
enterrado
entre los dedos místicos del tiempo.

Y niégame la rosa,
su ígnea fiebre.
Esa piedra de fuego
para el alma;
la rosa,
que sangra
devorada por el beso letal
de sus espinas:
almizcle del aire
envuelto en odas de canto y espejismo.

Niégame
el aliento de las adormideras;
el opio de los labios
que se incendian
a las puertas de la piel,
y  son después ceniza
que madura precozmente
las venas del otoño.

Dame un jarro de luz, un lirio blanco,
un vaso lleno de verdad
para beberlo a sorbos
y sedar esa lluvia de pozos detenidos,
que enfangará con sangre
los abismos
de todos nuestros ríos de silencio.





2 comentarios: