martes, 29 de octubre de 2019
Poliedros
Los ojos
se van aclimatando a la insolente blancura.
Las manos
intentan esbozar sobre el teclado
el contorno fugaz de una verdad
con palabras de viento.
A veces pisan charcos de sombras;
otras, se estremecen,
reviviendo un drama cotidiano
y abandonan su frustración
sobre los ángulos romos
de una luna menguante.
Ahora vibra un rectángulo sobre lira
de la emoción salvaje;
Un triángulo
se despoja de una de sus aristas
y deja que penetre en él una aura
de fuegos fatuos,
de luces incendiarias...
Los poliedros
se sorprenden del nulo equilibrio
de las figuras planas,
de su falta absoluta de destreza
sobre la cuerda floja de la vida.
Aplauden
su disposición a derramar el semen
de la locura
sobre una tierra que tiembla bajo sus pies
dactilares
e imaginan la estampa
de un futuro cadáver
amarilleando el virtual y demacrado asfalto.
Sacuden de sus huesos la nostalgia,
y se dan a la fuga
en el preciso instante en que empieza a sangrar
la tinta
del último suicida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario