He tendido al silencio mi camisa de
pájaros,
mi camisa de aullidos de paloma, la
misma
que mostró abierto mi pecho uno de
esos domingos
de Moriembre
entre las pseudorrisas del reloj
fraudulento
y las copas de orín
del fracaso.
He tendido al silencio mi camisa de
fiesta.
Junto a ella, mis pies domesticados.
También tendí su Ausencia, sí, su
Ausencia
y mi ayer luminoso y mi cáustica
mente
al sol de un son de invierno de un
veintisiete y nadie.
La podredumbre duele, sabe a cáncer
de sombras;
tiene un aire a relámpago
de papel couché,
tiene unos ojos dulces como de niño
ciego,
ojos que no pueden mirar
el mar
de las palabras hechas de carne y de
temblor.
Así que
no vengas hasta mí con dagas de
penumbra, con violines tarados,
ni trampas para cíclopes.
Elyne se fue. Elyne, la del latido
blanco,
la de la roja risa...
Se la llevó Moriembre
y con ella se hundieron los melíferos
barcos
del ayer.
Ahora
pongamos sobre la mesa un vaso de
certezas
amargas;
brindemos por la resurrección
de los peces suicidas, por la luz
insondable
que agoniza tras el obsceno túnel
cincelado
a golpe de silencios,
por las venas abiertas al sol de las
ausencias
que jamás sucumbieron a esta guerra de máscaras.
Obra Maestra Rosa, cómo explicar las sensaciones y emociones sentidas al leer tu maravilloso poema, tan cercano al lenguaje surrealista que amo, pero pasado por el tamiz de tu conmovedora personalidad. Cada vez más atrevida y libre, Rosa. Título genial, imágenes nítidas del subconsciente. Cómo se percibe la desilusión, el dolor, la decepción tras el original humor y sus inolvidables asociaciones; "pies domesticados" "ojos dulces de niño ciego" "guerra de máscaras" y "esas copas de orín del fracaso"...Qué acompañado me siento al leerte, hasta los muertos que me persiguen dejan de molestarme guardando silencio ante tu lectura.
ResponderEliminarMil abrazos,
Cristián.
Y yo me siento acompañada por tus conmovedoras palabras y honrada con tu mirada honesta y profunda.
ResponderEliminarAbrazos, querido Cristián.