lunes, 27 de octubre de 2014

Esta carne...


 Esta carne no cruzará las puertas 
de la ciudad quebrada
No sabe no quiere
soñarse azul
Mira y no puede ver
sangra y no siente
no conoce la ira ni la dicha
Sus diez hijos la niegan
sus diez serpientes blancas mordisquean la luz
la descomponen en piruetas de espuma
y un niño oscuro nace del vientre de sus ojos
Le duele el gris
el tiempo mineral la desconoce
la crucifica un silencio sin espíritu
horadan su intestino la voz de las sirenas
la despierta el gemido del animal sonámbulo
zambullido en la copa del beso detenido

Esta carne alimenta los huesos del olvido
reza un mantra a las nubes que llueven
un sudario
de pálpitos truncados
de bocas encendidas
Crea un dios de cristal al sur de sus espinas
Devora un verbo de sangre
y se destruye.










jueves, 23 de octubre de 2014

Azar



Quién puede decir: este traje no me pertenece porque el azar extravió quince otoños en mi puerta; solo he abierto la maleta de un duelo para cerciorarme de que no es mío este sonoro golpe en los recuerdos.
Quince otoños; sí, durante quince otoños ella llamó a la puerta; tal vez fugaces instantes, o siglos; ella llamó a mi puerta y asomaron pezuñas de su lengua de mártir; de su boca, una ceguera inmensa.

Y me enseñó a arrancarle dientes al sol; a multiplicar el esguince de un duelo sobre el viento; a restarle repetidamente a los lunes las alargadas raíces de su sombra.
Trescientassesentaycinco y es de noche, trescientos sesentaycuatro y no amanece... Trescientas sesentayuna: escóndete, niña, escóndete bajo el cadáver de la luna.

Llovió, siguiendo lloviendo; yo practicaba esgrima con mis lágrimas; primero gotas, charcos, apenas barro, nieve... luego un río, dos barcos, un pez, tres caracolas, seis nubes, siete islas, una tripulacion pirata sublevándose, algún tesoro escondido en mis quimeras, una bandera blanca y encendida; doce pájaros bobos anidando en las ramas de mis sueños.

Quién puede decir “mañana” y sentir el cadalso cimbreando sus huesos. No hay lecho de esparto del que no sangren rosas ni un día tan sin alma que no siembre un milígramo de fe sobre sus tumbas. No hay muerte si hay destino; hay destino si hay luz y la luz puede vibrar y ser cometa; no existen mariposas tullidas que no sepan volar sobre el lecho puro de algún verso.




jueves, 16 de octubre de 2014

El río


    -Sé mi atalaya cuando me golpee la hora décima,
     apacigua a las bestias de mi ojo con guantes de piedad
    -¿No sabes?, han anidado cíclopes sobre el bosque del tiempo
     y su ojo es tu sombra, y es de piedra su llanto.
    -Ven, prometo abrir las vísceras del cielo, beberlo despacio,
     aunque estén podridos sus peces dorados.
    -Cuántas mariposas se prostituyeron en cada latido del sol iniciático,
     cuántas no sangraron o se hicieron lágrima.

El río nos llama con voz amarilla, sabe un mucho a infancia, 
un poco a destino;
sabe un poco a grito; a silencio, un siglo.
Mira, 
esta es la vena que lleva a la arteria que lleva hasta el alma un cirio encendido.
Ella es la vereda que conduce al río.
Vamos a cruzarla descalzos de orgullo; la garganta 
al viento 
y un kilo de olvido sellando los labios.


jueves, 9 de octubre de 2014

El aprendiz de pájaro


Regresó como sombra
Como sombra escarbó en su destierro
Tropezó
sin quererlo
con los trenes del frío
que horadaban la luna

Vino a engendrar su grito de aguja
en los costados del adiós
Anidó su níveo dedo
en mi memoria de espinas
y desvistió su alma

Desconoce el color del signo que lo nutre

El aprendiz de pájaro
Ensaya un eterno amago de vuelo en mi espalda
con sus alas partidas.










miércoles, 1 de octubre de 2014

Era del No Silencio



Hora de blanco asaeteada en la ceguera
Era del no silencio
Rama de sombra que no vibró sobre el árbol

Rama de luz abierta en canal
Ausencia en carne viva

Bajo el vaso bucea la serpiente

-Hora del no silencio
Hora de los eclipses-

Bajo el vaso...
Ahora se quita las vendas
desentierra raíces de mescal
Caracoles de ebriedad la crucifican
Jinetes muertamente vivos
galopan por su vientre por sus sesos
de ira

¡Detente!
Mira
tus manos largamente ciegas
El caballo de infancia ahogado
en el torrente de tus miedos

Ahora
Devuélvele su voz Ella te mira fijamente con su sangre
inyectada en mis ojos

Dale muerte o devórala

Bébete las espinas

o Despierta.