Se extienden las ojeras de la noche
sobre las aceras pusilánimes
Te crees despierta;
saltas de un pseudosueño
a otro
para no diluirte con las sombras,
acatando, sumisa,
la impertinente orden
del reloj
que nada sabe del tiempo
y sus arcanos.
Zumban los coches
por las grises arterias
de una ciudad insomne.
Un ejército de acelerados zombies
teje la red neuronal
de la mañana.
El hospital aguarda
la estampida.
Un aséptico y puntual enjambre
cubre casi todas sus estancias.
.
El rumia sus demonios en silencio
-hoy te adormecen en una fría cama.
Sesión de quimio:
oscuro, impredecible alimento para el cuerpo.
El metal de la duda clavará en tus costillas
mil preguntas.
Una prueba tras otra, una aguja tras otra
alfiletea tu voluntad maltrecha.
Almas que palidecéis en los fríos pasillos
de la espera,
que os aferrais con uñas y dientes
a una palabra en llamas,
olfatead los huesos de algún sueño
quebrado
si se prolonga un instante-eternidad
la incertidubre.
Yo quise ser ajena a vuestra lucha;
esconder mi cabeza entre renglones
y facturas, y cobros,
...y poemas
Se enlazó mi adn con el whisky
del abismo;
desde entonces,
soy un ángel guardián de carne
y sombra,
una pieza de acero
y porcelana
de este absurdo engranaje
tejido por las manos
del destino.
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