Ya no te reconoce ni tu sombra
más honda
Ni la adusta gemela que te observa y te juzga
sin piedad
tras los indecentes cristales
del no-olvido.
No eres tú, esa criatura que emerge
de la muerte
tras beber la cicuta de su infancia.
La invitada del viento.
Quien decidió, insolente,
que el infierno es un pájaro enfermo
al que no le crecieron las alas.
Y, mientras, el mundo sigue ascendiendo uno a uno los peldaños del apocalipsis, y arden multitud de preguntas en el hígado graso del silencio, y el hollín de todo cuanto odiamos nos cala hasta los huesos; mientras, devoramos sin piedad una mentira por milisegundo y todo vale para simular aquello que no somos; se suicidan los índices bursátiles; las I.A. afinan sus cerebros (y sus dientes futuros)y los muertos que ignoran que están muertos siguen devorando a los que sueñan...
Yo me aferro al Hoy recién nacido,
vibro en las cuerdas ebrias de su mano.
"Tal vez nada cobre existencia más allá de su cuerpo. Los agujeros negros engullen la pálida materia"
Eso dices, mientras sigues disfrazándote de nadie. Una ira absurda e inútil bloquea la luz de tus arterias.
Y, sin embargo...Yo te invito
a que te columpies en la niebla
y enciendas una antorcha de imposibles
que arrase las raíces de la noche,
a que cantes conmigo cuando duela
el silencio
y ametralles así la rabia de la lluvia.
Y si un día los sueños se detienen
Si sucumbimos
ante las emboscadas del vacío,
o una mañana el sol se cansa de nosotros,
muramos desgarrando alguna estrella.
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