martes, 13 de noviembre de 2018

Consejos para una tarde de lluvia



Si la nostalgia
te mira fijamente a los ojos una tarde de lluvia
y sientes su agridulce pupila roer
tu corazón;
si te transporta muy atrás,
muy lejos,
hasta resucitar en tu memoria rostros, nombres, lugares semihundidos
en el cráter del tiempo,
no la mires: aléjate.
No te dejes vencer por sus taimadas lágrimas
ni acaricies el fugaz lomo del tiempo.

Si una tarde  cualquiera
tus manos se obstinan en arrojar  reliquias al fuego
de un poema,
ignora su lenguaje,  recupera algún sueño frugal e inalcanzable,
olfatea
el carmesí vibrante de noches compartidas a la luz de unas velas,
o piérdete en tugurios donde arde la música
y la angustia suele rendirse
trago a trago.

Nunca, nunca, alimentes sus huesos caducados,
nunca dejes
que amarillee su carne junto a ti.
Guárdala bajo llave
para que no despierte al animal herido
cuya sombra planea beber de tu tristeza.


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