Entren, señores, entren,
vendo palabras, sí, palabras:
edulcoradas, atrevidas, incendiarias,
vertiginosas, delirantes;
píldoras verdes contra la soledad
aquí,
a un breve golpe de timón
de sus dedos.
Cuelguen a la entrada
toda Identidad, vacíen los bolsillos
de sus neuronas y
relájense.
relájense.
Vendo palabras: blandas, simples,
ácidas,
aliñadas con imágenes,
solitarias como islas;
casi todas
frugales, casi todas
desleídas en el vaso
del tedio
ácidas,
aliñadas con imágenes,
solitarias como islas;
casi todas
frugales, casi todas
desleídas en el vaso
del tedio
de un domingo cualquiera.
Palabras
para todos los abandonos,
para casi todos las muertes.
para casi todos las muertes.
No se preocupen, son inocuas:
les cortamos las alas,
las vacunamos contra la rebeldía.
Ustedes solo deben elegir
qué temor achicar,
de qué silencio huir,
qué verdad enterrar.
Pasen y vean, señores,
envíen y reenvien auroras
boreales, bits, bytes, megabytes,
deslices,
gigas,
humo.
Diviértanse,
imaginen,
olviden
y, sobre todo,
no dejen de reír.
Jueguen a disgregarse
en su loca ingravidez.
olviden
y, sobre todo,
no dejen de reír.
Jueguen a disgregarse
en su loca ingravidez.
Pasen y vean...
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