lunes, 23 de noviembre de 2015

Palabra



Palabra, no rehuyas mi voz.
Ven, picotea las semillas
que hoy te brindan mis manos.
Solo escucho el crepitar del silencio,
su peso en mis abismos.
Un cansancio que brama
olas de soledad
donde mecer la nada.

Palabra, estás durmiendo
en un túnel de espinas
y debo despertarte,
conversar con el largo duelo que proyecta
tu sombra;
ponerte en pie, sangrarte,
sobornar tus misterios.
Cuéntame,
¿Tu fe en el Hombre ha muerto?
bien lo sé, la corrupción, la ira,
las envidias, las trampas del vivir,
de enfrentarse a la noche sin voluntad
de cuervo,
las mentiras que ha bebido tu boca,
el amor, convertido en un kleenex
que arrojamos al cesto del olvido
mintiéndonos,
¡Cuánta arrogancia, cuánto gesto de aire
han eclipsado los astros que te nutren!
Yo quiero despertarte
quiero que nazcas virgen a la vida
¡qué ingenua!
tu solo aliento es fósforo.
Ven, acércate a la lumbre de la luz,
quiero estrenar contigo un árbol intangible
donde aniden mis pájaros.



2 comentarios:

  1. Excelentísima poeta, qué decirte sin ser pantano para tan excelso volar, solo que te quiero y admiro y que eres ejemplo de ese ser que se hace fuego en el verbo, para que nadie se jacte de una sola palabra que nazca de la lengua de quien no sea poeta, y sólo sea a la manera de los dioses.

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  2. Gracias por tan bello y generoso comentario, querido amigo. Es muy grato para mí encontrar tu sensible huella.

    Abrazo enorme.

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