sábado, 28 de diciembre de 2013

Garganta de luz



Silencio, háblame.

Ahora
que la piel del tambor
cesó de percutir un desierto
en la aurora.

Háblame
desde el magma
florecido en cada milímetro de nieve,
en cada renglón de tiempo coagulado
que amasa mi canto
malherido.

Háblame
con la voz que profana los espasmos del aire.

Díme de mí.
Escarba mi Nombre
entre la médula espinal de las estrellas.
Pregunta a los pájaros
dónde olvidé el paracaídas
de mis sueños.

El ser que usurpó mi voz
me desconoce
cuando cruzamos nuestra mirada en las aceras del día.

Devuélme mi nombre,
ese nacido bajo todas las cruces,
gestado
bajo una conjunción de espinas y violetas,
crecido en las praderas del viento,
incendiado de alondras y de enigmas.

Dame tu lengua
para alumbrar estas pupilas de lluvia
y madurar en garganta de luz
la sinfonía subterránea de mi sangre.






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