domingo, 15 de diciembre de 2013

La jerarquía de las flores del aire




Pintor
¿qué sienten las yemas de tus ojos 
cuando palpan la luz intransitiva?
¿Cómo se puede traducir el alma de una rosa, 

esparcir su simiente sobre un espejo blanco 
cuando palidece la luz de la materia?
 No se ha inventado  todavía el lienzo 

que descifre la piel del terciopelo, 
ni las corolas del temblor,  
ni el ámbar que subyace 
bajo la altiva capa de sus pétalos.
 

Intentas forjar una cruz de fuego, apellidarla, 
modelarla en el vientre de una abstracción, 
adjudicarle una estrella a sus costados. 
Todo es en vano:
el lirio ha roto sus blancos huesos 
en el intento de sembrarse en tus pupilas. 
Han procreado en el corazón del jacinto cien orugas 
en el breve trayecto del silencio.  

Sí, las flores del aire 
danzan en coro alrededor de tu mente.
Han inventado para ti 
una nueva oda en los charcos del arco-iris, 
y tú las arrancas de sí,  enmarañas su calma, 
estratificas el perfil de su belleza, 
su pedigrí cromático... 
Aislas una para hacerla inmortal 
ante el horizonte de una mirada. 

Pero su esencia es hidromiel 
de un paraíso jamás imaginado.

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