Tuve un extraño sueño:
Yo era un jarrón chino
expuesto en una tienda de Nancy,
y la luz del sol
a diario
hería mi reflejo
en pulidos cristales;
adoraba
el beso de sus rayos
(si fuera posible
que los objetos sientan)
Carecía de sello (no de alma)
Hubiera deseado
tener historia,
nacer de la mejor porcelana,
que los siglos tejiesen mi memoria;
haber sido adorado
por emperadores y princesas;
ser un Sagrado Jarrón Ming;
pero, no,
me descubrí tan sólo
una burda imitación,
un fraude
cuyas palabras pintadas embriagaban
la ambición de belleza de los hombres.
Fui adquirido en rebajas
por una familia analfabeta;
embellecí un triste rincón
con mi aspecto lustroso y delicado,
me acariciaron ojos
y manos.
Me sentía feliz
y los amaba
(si fuera posible
que los objetos amen)
Pero un un mal día
se quebró mi cuerpo frágil.
Ahora descanso,
descanso para siempre
bajo capas de olvido,
cubierta por el tiempo
la piel de mi existencia.
Es extraño,
diría
que hasta me duelen los huesos al pensarlo
(¡qué absurdo!)
al recordar mi imagen
junto al escaparate del pasado:
yo era
un hermoso jarrón chino
y el sol,
es bien seguro,
que me amaba.
Es un poema realmente original y curioso. Muchos objetos adquieren una personalidad propia, sobreviviendo con el tiempo a sus anteriores dueños, hablamos, claro de objetos preciados o antigüedades. La metáfora utilizada en el poema puede contener diversas significaciones, pero creo que justamente la sencillez y realidad de sus versos es lo que densifica un tema de por si mágico. Una vez escribí, "mi alma atrapada en tu jarra".
ResponderEliminarUn placer siempre leerte, Rosa
Abrazos
Cristián
Hola, Cristián
ResponderEliminarEl jarrón es un símbolo de la fragilidad, no solo física, sino también emocional. Es curioso, recuerdo como apareció su figura de pronto en mi mente y tomó inmediatamente las riendas de la palabra. Yo también quedé sin remedio atrapada en su alma.
Abrazos, amigo.