Queridos animales humanos:
si yo fuese un pedazo de carne
sin espíritu;
si no pudiera sentir dolor, ni rabia,
ni percibir la ira que envuelve el aire
de esta tarde maldita;
sin espíritu;
si no pudiera sentir dolor, ni rabia,
ni percibir la ira que envuelve el aire
de esta tarde maldita;
si fuese
un objeto útil, o una hermosa planta que oxigena la tierra,
ese juguete que un niño adora
ese juguete que un niño adora
antes de destruirlo
o condenarlo a un olvido semejante a
la muerte.
Si este trágico final no engendrase tan solo
fuegos artificiales, parches con los
que mitigar
el hastío
de vuestra pálida existencia
y la pasión salvaje que hoy inflama
vuestra jodida sangre
llegara disfrazada de utopía, de
razones
en celo, de crimen
necesario,
tal vez tendría sentido mi funesto destino.
Pero vosotros os encendéis con cada gota de sangre derramada, celebráis
la agonía con vítores y palmas.
la agonía con vítores y palmas.
No estáis
sentenciados
perdidos
solos
perdidos
solos
en medio de un ruedo interminable.
Queridos animales humanos:
Dejad de esconder la vileza que os viste
bajo la altisonante piel de las palabras:
bajo la altisonante piel de las palabras:
Fiesta, Arte, Símbolo, Pasión...
son solo trajes que encubren
El Dolor
La Angustia
La Sangre
El Sufrimiento
La Agonía de un pobre ser sacrificado
impunemente.
Queridos animales humanos, y no tan queridos.
ResponderEliminarPones voz al condenado en este humanitario poema.
Me gustó.
Me alegra que te haya gustado, Vicent. Bienvenido a mi humilde blog.
ResponderEliminarUn abrazo.