sábado, 21 de julio de 2018

La reina




Reina
negriamarilla
de voluntad voraz:
no logro detener
tu milenaria danza...



Clausuro  puertas, ventanas,
espejismos  
que amenazan con invadir de larvas azules
 el pecho de la tarde. 


Trato de rescatar

el pecio de algún sueño
del baúl de infancia.

Cierro mis ojos:

sueño con degustar tu boca,
disparo relámpagos
de tinta 
sobre el pálido lienzo 
de la tarde
-pero mis manos solo  vomitan
 un naufragio-

La reina
me arrebata 
seis centímetros cuadrados
de metal
e infortunio.
Deja un rastro
de invisibles cadáveres.

Y mi pulso te busca
en medio de la nada
mientras, una sombra 
aguijonea con saña
la tarde
y sus despojos.

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