A Mar
Lázaro, ¿duermes?
Todavía es temprano.
Ven. Juega conmigo.
He amordazado a los perros
del silencio
para que no me despierten.
Es mi turno:
contraataco con el Tres
de Corazones
a este martes de Espadas
que se ha confabulado
con la noche.
El As de Picas acecha
en la espesura, afila su sombra
de ciprés
en nuestro cuello.
No le temas,
no sabe
de nuestros mundos
secretos, de estas
vendas
que protegen
mi ceguera cuando sueño
que sueñas, que habitas
en un lecho dulce y leve.
Haz leña del olvido,
tú, que has quemado las últimas
naves
del presente.
Sueña, Lázaro amigo, sigue existiendo
para mí en aquél verano
donde aparcamos
nuestra juventud.
Un gran poema, Rosa.
ResponderEliminarGracias, amigo. Este poema pretende ser un homenaje para alguien que ya no está entre nosotros, aunque sí se hace presente en la memoria.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno el poema Rosa. Me gusta mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Pablo. Una alegría verte por mi blog y recibir tan positivo comentario.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Bellísimo, tus letras tienen encanto. Abrazos amiga.
ResponderEliminarGracias por venir, amiga. Eres muy generosa conmigo.
EliminarAbrazos.