Tienes alma de árbol, amor.
Tienes alma de tierra:
madera, sangre, savia,
ramas, sudor, promesas..
Vas y vienes, acechas mis pisadas,
despeinas
la palidez del día
con un café y razones de cristal,
sonríes para que no nos duela
la lucha cotidiana;
cobijas mi cansancio
bajo tu sombra térrea.
Pero hay un pozo blanco, una tumba
secreta
que no puede sondear tu mirada
ligera.
Hay una tumba, un pozo
donde el eco se quiebra,
un otoño perenne despeinando hebras
amarillas de infancia,
desangelados mapas
donde el sol no se muestra;
hay rostros como ríos
subterráneos fluyendo
por un túnel antiguo...
Pronto amanece,
pronto acude tu voz
a pellizcar la noche de mi canto, a
incendiarme
de dormidos pronombres
con tu cuerpo de barro,
con tu sangre de tierra.