miércoles, 16 de julio de 2025

A FUEGO LENTO

 


Las siete de una tarde agónica.

Es julio y el sol se empecina en fustigar 

con ardientes caricias las aceras.

- Un lametón más de tu lengua, sol, 

bastará para derretirme en el asfalto-


Estoy frente al espejo de una pared desnuda.

La intensidad del silencio me delata.


Se apodera la desidia de mi aburrida mente, 

que decide colarse

entre bytes y códigos binarios, en busca de respuestas

(o de aventuras únicas ¿quién sabe?) 

 hacia otra realidad que no comprende

- huyendo absurdamente del vacío;

absorbiendo un carrusel de imágenes 

 que bombardean los ojos

y el cerebro-


Ciclónicas noticias danzan en la pantalla, 

fuegos fatuos en la noche

de tu voluntad, alumbrando un descenso

hacia el abismo.


Busco respuestas y encuentro mil preguntas.

Indago en la sustancia de las cosas, 

queriendo descubrir mi esencia más profunda 

(es en serio)

pero acabo comprando un rímel de ojos 

cuya marca desconocía hasta ese instante

(lo curioso es que ni siquiera lo lamento)


Vuelvo mi interés hacia los noticiarios:

vida y muerte bailando un vals con la mentira

– o la verdad a medias, más incendiaria y cruel

que la mentira-


Escarbo en el subsuelo de la realidad:  hallo un árbol 

de raíces podridas;

sus hojas cobijan el alma de la dócil rutina cotidiana,

nos dan de mamar una leche dulcemente insana.


Somos ovejas descansando en un redil de lobos,

caracoles hirviendo a fuego lento 

en blandas aguas turbias...


Y ni siquiera nos hemos dado cuenta.


jueves, 10 de julio de 2025

ALGO...

 




Hay algo que me llama por mi nombre

en los ardientes pasillos

de la ausencia;

algo flota en el aire, como musgo sombrío

arraigando en la piel de las paredes

de cada habitación desvencijada.


Y huele a sombras, a flores de difunto.


Sé que me observa, que aguarda en cualquier calle

del ayer,

agazapado en el humo de un cigarro,

en el ácido sabor de la impotencia,

en las palabras que nunca pronunciamos.


Yo finjo que no existe.

Cubro las grietas del aire con razones

teñidas de pájaros azules.

Corto el hilo de niebla

que me ata a su sombra

con rutinas y luz almidonada.


De nada sirve,

surge de pronto un halo,

un viejo aroma a flor recién segada.


Y vuelven a emerger todos los ecos,

formas, vacíos,  abrazos,

risas, besos, llantos,

 

ESPERAS…


No regresan, no. Jamás se fueron.


La grieta se abre más y más en el silencio.

Las palabras no pueden contener

el curso decidido de su sangre.

Solo esbozan torpemente sus rasgos

en el pálido lienzo de un poema,

intentando atrapar lo inabarcable.

viernes, 12 de julio de 2024

TITANIC

 



Las hormigas acuden al festín

de la muerte.

Los Quáliscos lo saben.

Los impecables Quáliscos,

pulcros, perfectos,

sabios.

Dirigen tu destino.

Afilan el cuchillo

de su ambición salvaje,

endulzando los rasgos

de su blanda conciencia.


Ellos jamás se inmutan.

Capean sus instintos.

Sonríen tibiamente,

Expanden como globos

de miel

sobre los labios

sus cínicas palabras.


Y nosotros callamos…


-¡Danzad, danzad, malditos

al son de nuestras flautas!

Dejaos de espejismos y músicas azules.

No hay más verdad

que el sueño de la razón

bordado con cálidas mentiras-


Algunos aplauden sus mensajes

rotundos,

y acompañan con flores

sus comedidos gestos;

los otros, desconfían

de su sangre de orco.


El resto,

marionetas del tiempo,

fluyendo por el cauce

de un río desbocado.

Antihéroes perdidos

en la complejidad

de su propia existencia,

callan. Callan y siguen

tejiendo sus rutinas.


-¡Acudid, mis corderos!

Entrad en este hermoso gigante

insumergible

que abarca el Universo-

No temáis.

Nosotros

impulsamos sus velas con el viento

de nuestra insensatez-


Han cubierto las grietas de su absurda carcasa

de coloridos ángeles.


-Callad.

Callad. Malditos.

Conspiradores necios,

Traidores descreídos.

Negacionistas, fascistas, idealistas, racistas,

comunistas, machistas, feministas,

golpistas, anarquistas...-


Seréis los responsables

de destruir un Sueño.

Se pudrirá la savia

del mundo que habitáis

en el abismo estéril

de algún oscuro piélago,

a pesar de nosotros,

los magnánimos Quáliscos-.

domingo, 21 de enero de 2024

CIELO ROJO

 


Víspera del Adiós.


No percibimos

hundirse el mundo

bajo nuestros pies,

        aunque el tiempo afilara sus agujas

en el agrio cemento de la tarde.

No vislumbramos el cuchillo letal

de la evidencia 

       asomar en los labios

del destino.


De pronto,

nuestro universo se envenenó 

        de blanco:

un blanco intenso y cegador 

heló la sangre

de la pálida habitación.

Las frías sábanas,

como cuerdas feroces,

aprisionaron tu cuerpo

destruido.

El tiempo conspiraba 

contra mí.

Fustigaba a las bestias del vacío

que trataban de raptar tu  corazón

hasta precipitarlo en el abismo.

La noche se vistió

de hielo y sangre.

El agudo lamento del teléfono

rasgó la temible madrugada...


No, no te irás,

Te quedarás 

        en este cielo rojo

como ráfaga de  luz petrificada

en un mágico rincón de mi memoria.


No te irás,

desconocido hermano.

Te nombraré 

y  florecerá, de nuevo,

la sempiterna llama

del recuerdo.

       

 



sábado, 16 de septiembre de 2023

Vórtice

 


Duerme un sueño profundo, Naiarel.

No tengas fe

en la aparente dulzura de la noche.


En los oídos del silencio

zumban sin tregua las moscas

de la duda

y por tu piel se filtra la sangre

de mil interrogantes.

Amanece.

Un hombre perfila su destino.

Camina con paso decidido

hacia el precipicio que talló con sus manos.


Sabes, Naiarel,

Hoy

nadie mira a los ojos de nadie.

Las palabras nunca pronunciadas

son ríos sin algas, sin peces ni memoria;

globulos muertos

que desembocan en el mar

de un smarthphone.

Arden las evidencias

en las piras doradas de algún sueño virtual.

Las herejías se enroscan al cuello

de los crédulos.


Hermanos, hermanas,

¿Qué debemos creer

si se prostituyen todas las palabras?

¿No contestáis?...

-La cal de sus sonrisas oculta

las tinieblas-

El tiempo es un espejo deforme,

un vórtice infinito.

Creación y destrucción se funden

en un eterno abrazo.


Todo esto que te digo, Naiarel,

entiérralo

bajo la capa de alquitrán

de tu vientre.

No esperes nada de nosotros.

No preguntes

¿Adónde me lleváis?


¡Calla!

Teje sobre la Nada una hilera de estrellas.

Acuna mis temores.

No desates incendios con tus ojos abiertos.