Es mejor el silencio cuando todo está dicho,
cuando tu corazón se ha tornado ceniza.
Cuando toda esperanza,
toda verdad,
toda lucha
han sido imperceptiblemente derrotadas
por la docilidad de lo banal.
Aborta todo intento de arañar el vacío
con pomposas arengas.
No maquilles con palabras de fuego
un cadáver azul.
Créeme, es más cierto el silencio.
Acaricia los huesos de todas tus derrotas
cava, si es necesario, una tumba en tu pecho
hasta que afile el día sus cuchillos de luz,
hasta que el primer hálito de tu voz más profunda
se decida a nombrarte.
Que tus vísceras odien su mortaja de espuma
y se arrojen desnudas sobre el mar
de un poema.
