domingo, 21 de enero de 2024

CIELO ROJO

 


Víspera del Adiós.


No percibimos

hundirse el mundo

bajo nuestros pies,

        aunque el tiempo afilara sus agujas

en el agrio cemento de la tarde.

No vislumbramos el cuchillo letal

de la evidencia 

       asomar en los labios

del destino.


De pronto,

nuestro universo se envenenó 

        de blanco:

un blanco intenso y cegador 

heló la sangre

de la pálida habitación.

Las frías sábanas,

como cuerdas feroces,

aprisionaron tu cuerpo

destruido.

El tiempo conspiraba 

contra mí.

Fustigaba a las bestias del vacío

que trataban de raptar tu  corazón

hasta precipitarlo en el abismo.

La noche se vistió

de hielo y sangre.

El agudo lamento del teléfono

rasgó la temible madrugada...


No, no te irás,

Te quedarás 

        en este cielo rojo

como ráfaga de  luz petrificada

en un mágico rincón de mi memoria.


No te irás,

desconocido hermano.

Te nombraré 

y  florecerá, de nuevo,

la sempiterna llama

del recuerdo.