Voy a comprar en el mercado del absurdo una verdad
a mi medida;
una verdad que se ajuste como un guante al tamaño exacto
de mi alma,
una verdad
que pueda guardar en sus bolsillos toda esa angustia
que no cesa de hablarme,
que cubra con su tela arco-iris
la rabia y el dolor que me consumen,
que apacigüe mis miedos más ocultos
haciéndome vibrar entre sus cuerdas;
que atavíe mis deseos con extrañas galas
y me acompañe al baile de los lobos...
Alargaré sus mangas para esconder en ellas la mano
que arroje al aire mil piedras delirantes
y llamaré a mis seres queridos, a mis amigos todos,
les invitaré a degustar su apetitosa savia.
Masticad conmigo esta verdad que rumio, esta razón profunda
por la que moriría...
He llegado a ella por pura convicción
(alguien me dio a probar su zumo envenenado)