miércoles, 13 de enero de 2021

MISI

 

  


          Misi alfiletea con su mirada a los pájaros.

 

Misi es un gato rubio, de un año de edad aproximadamente.

Lo rescatamos (o, más bien,  secuestramos) a los tres meses de vida

apartándolo de su probable mísero destino

de gato silvestre.

Me siento culpable de su soledad

y le mimo más de lo debido; 

él lo presiente, y con astuta ternura logra dominarme

poco a poco.

 

Tiene miedo del mundo

y huye al último escondite

cuando escucha unos pasos a lo lejos.

No pasa nada, Misi – le tranquilizo sin convencimiento-

mientras mi mano encuentra su cálido pelaje,

me miran hondamente sus ojos amarillos.


Se acerca, sigiloso, cauteloso, hasta rozarse

con mi alma;

después, se acurruca en su camita

como un  ser que siguiera gestándose

en la placenta del silencio. 

No temas nada.

Lo que oyes son solo inquietas ráfagas

de existencia

apresurando sus pasos

hacia ninguna parte.

El mundo es un barril de pólvora

al que tratan de acercarse mechas incendiarias.

Cada supuesta verdad absoluta

no es más que un alarido

al infinito...

No quieras saber más.

Tal vez un día, tú y yo seamos capaces

de clavarle las garras al destino;

 soñemos despiertos, mientras tanto,

meciéndonos el uno junto al otro

en el columpio de un universo cómplice.