Siento que se me está secando un río -te dije
mientras iba tejiendo de amapolas
la tarde -
Y tú me desnudaste de nimbus con un
beso.
Ardió la noche luego
y la mañana trajo a mi lengua
ausencias,
pecios de infancia,
detritos de raíces
y algún que otro naufragio.
Átame al viento, amor, para volar
contigo,
porque
aquí solo hay barro,
porque ya la memoria no es una
estampida
de quebrantos.
Porque la torre del adiós
ha vencido
y siento que se me está secando un
río.